miércoles, 15 de diciembre de 2010

TALLER DE LITERATURA

Al caballero Arnaldo le gustaba comer las setas asadas con la salsa de la carne. Era un gusto bastante peculiar para los caballeros, pero era respetado por todos sus vasallos. Era muy tacaño, y cuando se sentaba para disfrutar de sus setas, no invitaba a nadie más que su estómago y su bigote. Cuando las situaciones bélicas no afectaban a su buen ajetreo, dedicaba gran parte de su tiempo a la ordenanza de los menesteres propicios para el cultivo de las setas, dando órdenes y garrotazos a sus peones. Un día, mientras dormía se le apareció el fantasma de 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Final cuento (La tortuga Laly contra el rey León)

Una mañana, Laly se presentó ante el rey León. Le dijo que sabía como conseguir poderes sobrenaturales
y que ella esta a punto de conseguirlo, pero que necesitaba el visto bueno del rey. El rey al escuchar estas palabras, quiso enterarse de cómo había que conseguir esos poderes. Laly, llevándole a una esquina de la casa real, le dijo que la única manera de conseguirlos, era matando a su madre y luego comiéndola.
El rey profirió un grito ahogado. Finalmente, convencido por las palabras de Laly, se fueron con sus madres a un río a las afueras del reino. El ritual consistía en matar a la madre, dejando la sangre bajar por el río y luego asarla inmediatamente y comérselo. Laly dijo al rey que sería la primera y ya que era tortuga debía de ir a la parte alta del río. en cuanto viera bajar la sangre de la madre de Laly, debía de ejecutar a su madre. El rey asintió con la cabeza y se preparó, daga en mano, para ejecutar a su madre.
Laly se hizo con un montón de uvas que empezó a frotar contra una piedra. Al bajar el agua manchada de uva, el león pensó que Laly había ejecutado ya a su madre, así pues él cogió la daga y acesto sendos navajazos en el corazón y en los pulmones de su madre, provocando la muerte rápida de esta. Contento, salió del agua, hizo una fogata y cocinó a su madre a fuego lento. Al rato apareció Laly con una carne quemada. Juntaron las dos piezas, y comieron y bebieron con viejos amigos. Podreis imaginar la cara que s ele quedó al rey cuando supo que la carne de Laly era un venado que había cazado hábilmente la noche anterior.

Poema Cena de Navidad

Ayer volvió a nevar en mi ventana
Y mis recuerdos surcaron veloces por ella
Ayer volvió a nevar en mi ventana
Y este día que empieza, acaba sin son ni pena

Salpíquese mi indumentaria púrpura
Con las lágrimas de las nubes agripadas
Esquiadores de este viento protervo
Que me azota sin son ni pena

Maldigo esta tempestad petulante
Que me priva de la cena del jueves
Maldigo, y cien veces maldigo
Al sol por no cubrirme con su abrigo

Ayer volvió a nevar en mi ventana
Y mis recuerdos surcaron veloces por ella
Ayer volvió a nevar en mi ventana
Y mañana no habrá pan, no habrá cena.